EDITORIAL

Este espacio es una invitación a conocer el estado actual de la precariedad de la mayoría de quienes habitan este país, la génesis de la constitución en la dictadura cívico-militar, y por qué no, empresarial; y lo más importante, las alternativas levantadas desde las organizaciones sociales al neoliberalismo en Chile, que se enmarcan en la crisis civilizatoria ante un capitalismo depredador de las personas, las comunidades, los territorios y los ecosistemas.

El 18 de octubre de 2019, la llama de la indignación fue un fuego que alimentó con esperanza a un pueblo aparentemente dormido. El estallido, la posterior revuelta social, y la demanda por una Asamblea Constituyente: el sueño de terminar con la vigencia de la dictadura cívico-militar materializada en la Constitución de 1980.

Pese a cada una de las limitaciones del poder constituído, el poder constituyente sobrepasó los límites de la institucionalidad para poder hacerse parte de la Convención Constitucional. Primero, el plebiscito de octubre de 2020 para afirmar contundentemente la urgencia y necesidad de una Nueva Constitución, así como el órgano para redactarla, compuesto por personas electas específicamente para esta tarea. Luego, los altos patrocinios para poder inscribir las candidaturas de les independientes a los partidos políticos y la conformación de listas autónomas, la propaganda y el financiamiento desigual ante los mercaderes de la desinformación, y la invisibilización en el minutaje en la franja del CNTV durante el periodo de campaña. 

Manifestantes de la Plaza Dignidad, representantes de movimientos sociales, organizaciones territoriales y comunidades indígenas se convirtieron, mediante un proceso eleccionario nunca antes visto, en convencionales constituyentes, rompiendo la histórica composición elitista de los espacios de representación en Chile, y evidenciando la fractura entre los administradores del neoliberalismo y los pueblos empobrecidos.

El desarrollo de la Convención no estuvo exento del boicot de los sectores en desacuerdo con este proceso, de las campañas de desinformación y desprestigio, de las restricciones de los partidos políticos impuestos en su Acuerdo por la Paz y Nueva Constitución, así como tampoco de quienes pretendían hacer meros cambios «en la medida de lo posible». Sin embargo, hoy, la propuesta de Nueva Constitución, redactada en un proceso paritario y con participación de los pueblos indígenas, sienta las bases para una convivencia y coexistencia a la altura de los desafíos de las crisis climática y civilizatoria que enfrenta el planeta. 

Sabemos que si no se toca el modelo neoliberal, nada cambia. Más, esta nueva Constitución sí lo toca, y mucho, es cuestión de analizar el comportamiento de esos que “rechazan por amor”. Los mismos que secuestraban, torturaban, asesinaban y hacían desaparecer “por amor”. Las mentiras de los medios masivos de televisión, cuyos dueños son los mismos empresarios que devastan los territorios; no resisten análisis por parte de quienes experimentamos la realidad de precariedad multidimensional. Ahí radica nuestra esperanza, en nuestra propia vivencia colectiva.

Desde el equipo de ESTONOESCHILE.CL queremos entregarles este sitio como una herramienta y un aporte a la construcción colectiva de conocimiento sobre el neoliberalismo imperante, sus impactos en nuestras vidas y las alternativas que existen para superarlo. Para que se abran las posibilidades de un cambio estructural que hasta ahora se ha impedido por una estructura legal heredada de la dictadura y administrada por los poderes políticos durante las últimas décadas,  hacemos un llamado a aprobar y así poder seguir haciéndonos cargo de la gestión y sostenibilidad de la vida.