La Provincia de Arauco en la Región del Bío Bío ha convivido por décadas con el monocultivo forestal, rubro que surgió como un proyecto CORFO en el año 1967 y que durante la dictadura, una década después, fue licitada y adjudicada por la forestal Celco-Arauco del grupo Angelini. De ahí en más, ha traído una considerable disminución del bosque nativo, reemplazado por pinos y eucaliptos, agudizando el conflicto entre empresas, el Estado y el pueblo Mapuche. Se estima que la Región cuenta con un estimado de 634.654 hectáreas de plantación de un total de 23.890 km² de superficie.
En 2018, el Servicio de Evaluación Ambiental aprobó el proyecto de Modernización y Ampliación Planta Arauco (MAPA), que pretende triplicar la producción de celulosa. Para ello, la empresa estima que utilizará 190 millones de litros de agua por segundo al día. Esto equivale al consumo total de la región, donde al menos tres de las siete comunas de la provincia, deben ser abastecidas con camiones aljibes por temporadas. Además, el proyecto MAPA implicaría otros impactos ambientales: quintuplicaría las emisiones de dióxido de nitrógeno, agudizando las enfermedades respiratorias y hepáticas asociadas; el territorio percibirá un aumento de lluvia ácida, además de una descarga diaria de 170 millones de riles tóxicos vertidos al mar.
Es decir, la ampliación de la planta de celulosa impacta en la diversificación de la economía, perjudicando las prácticas tradicionales como la pesca artesanal, no solo del Golfo de Arauco, sino de toda una región en la que el 29,7 por ciento vive entre la precariedad y la pobreza multidimensional, versus una empresa que sólo durante el tercer trimestre del 2020 reportó utilidades de US$ 36,2 millones.
Ilustración:
Sebastián Naranjo